A diferencia de otros asentamientos de la época, donde se eligió para su construcción un lugar elevado, dominante, con condiciones naturales de defensa. Aquí, se optó por una zona relativamente baja y cubierta por el paisaje, cerca de la Ribeira de Mora - afluente del río Mira. Y esto se explica ya que - en gran parte - éste era un importante punto de paso entre las colinas del Algarve y las llanuras del Alentejo. De hecho, ¡estamos en la primera línea de la frontera geográfica entre estos dos mundos!
Como su nombre indica, el sitio arqueológico se extiende sobre dos plataformas -las "mesas": La "mesa" superior -aquí denominada mesa “A”- donde nos encontramos, y la mesa inferior -la "B"- que están delimitadas por imponentes taludes que ocultan las murallas. Si a estas mesas añadimos la plataforma occidental, tenemos una superficie de casi 4 hectáreas -más o menos 4 campos de fútbol- de restos arqueológicos.
Antes de pasar al siguiente punto, un último dato:
Este asentamiento romano estuvo habitado hasta principios del siglo II d.C.-, momento en el que una reorganización administrativa regional lleva a los habitantes a abandonar este lugar.
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